Liberal, solidario y comprometido, Alberto Corazón ha dejado un extenso legado a través de sus escritos y de sus obras. Fue un creador poliédrico: artista conceptual, editor, diseñador gráfico, diseñador industrial, pintor, escultor y escritor.
No hay que olvidar otras obras, no menores sino menos conocidas, como la serie de Relojes de sol con el matemático Juanjo Caurcel, 1983; la escenografía para ópera La madre invita a comer, compuesta por Luis de Pablo, 1994 y Siempre/Todavía, por Alfredo Aracil, 2015. Así como la línea de calzado para Magrit, 2002, o los murales de Puerta Cerrada, 1983, en la actualidad desaparecidos por el vandalismo y la desidia del Ayuntamiento de Madrid.